La termogénesis es la
producción de calor, las abejas como cualquier insecto son ectotermos, esto
quiere decir que son seres vivos que no regulan su temperatura sino que su esta
depende de la del medio ambiente.
¿Cómo se enfrentan a este
problema las abejas?
Pues estos “bichitos”
necesitan dentro de su colmena una temperatura media para el desarrollo de las
larvas (entre 34.5 a 35.5 °C) si se supera esta temperatura, fallecen y si
disminuye se ralentiza su desarrollo. En cuanto a las obreras jóvenes (que se
dedican al cuidado de la colmena y larvas) trabajan mejor con unas temperaturas
entre 35 a 36 °C y las obreras con más edad (encargadas de recolectar néctar y polen)
prefieren una temperatura de 32 °C.
Cuando la temperatura de
la colmena baja o sube ellas lo detectan a partir de sus antenas. En el primer
caso las abejas se agrupan cerca del nido de las larvas y hacen vibrar los músculos
de las alas produciendo cada una un poco de calor que en su conjunto eleva la
temperatura interna; en el segundo caso cuando detectan una temperatura elevada
baten las alas para airear la zona, si esta táctica no es suficiente colocan gotas de agua por
la colmena, en especial en la zona de cría, al evaporarse esta refresca el
interior.
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